El origen del vehículo se remonta a los exclusivos carruajes tirados por caballos que se utilizaban durante la segunda mitad del siglo 19, en los que las encopetadas familias de sociedad se trasladaban a los bailes de nobleza, salones, restaurantes, etc. En “Limousin”, región ubicada en la zona centro-sur de Francia, se desarrolló un aparejo para proteger al conductor de la lluvia o el viento, llamado “limousine”, que era una cubierta que funcionaba como techo.
Los carruajes eran conducidos por personas especialmente preparadas para este trabajo, denominados “chauffeur” (chofer).
Las primeras limusinas motorizadas, surgieron como reemplazo de los carruajes tirados por caballos una vez que la locomoción motorizada comenzó a extenderse en el mundo occidental y por ende, se inició “La Cultura De Las Limousine”, asociadas permanentemente al lujo extremo. Desde su aparición a principios del siglo 20, el chauffeur de la limusina conduce en un compartimiento con una división que lo separa de los pasajeros, quienes van en la parte de atrás conversando, relajándose, mientras el conductor hace su trabajo, ya sea al servicio de una persona, de una familia o de una empresa.